La ampliación del puerto de El Musel de Gijón, hipoteca asturiana

lunes, 24 de septiembre de 2007

La ampliación del puerto ha sido gestionada a calzador. No se ha decidido una u otra opción en base a unas cifras, en algo que se pueda medir y valorar. La playa y la bahía de Gijón se salvaron de milagro de la quema inicial, aunque está por ver aún en cuanto serán afectadas. No ha habido argumentos de cómo debería ser y para donde ampliar, todo se convirtió en un pulso sin que la decisión final tomada, o la contraria, se supiera muy bien por qué se tomaba.

La ampliación se basaba en unas previsiones del incremento del tráfico de toneladas, mercancías, barcos y de calado que consistían en ir sumando crecimientos anuales en cuantía suficiente para que se pudieran justificar la ampliación y se llegó a decir que el negocio era la propia ampliación. Millones de metros cúbicos, toneladas de piedra, de cemento, camiones, todo en cifras millonarias, euros incluido, pero ¿y la rentabilidad?

El puerto estaba infrautilizado y así sigue, medio vacío, pero nada comparado a cuando finalicen los kilómetros de espigones proyectados. Una vuelta por La Campa de Torres y un paseo hasta el faro, deja atónito a cualquiera. Desde la altura, aunque diminuto, todo se ve mejor, salvo la polvareda rojiza de la descarga de mineral y las peñas del cabo, ayer llenas de gaviotas, están hoy desiertas y el color intenso del mar, turbio y revuelto, presagio de cualquier cosa para el entorno, incluida la playa y bahía.

Mucha autopista del mar, pero sin barcos que lleven y traigan esos millones de toneladas, que no sea el carbón y mineral de siempre -mientras dure- pero, como se ha de buscar salida al negocio de la ampliación y, como las cuentas no salen ¿Qué salida queda? Pues dedicar las instalaciones a actividades extra portuarias, que nada tienen que ver con la costosísima infraestructura prevista, a la “fabricación” de energía.

Ya en la discusión de la ampliación, en mitad del tira y afloja, se apunta a que en el dique Norte se colocará un parque eólico de unos Megawatios, pero ¿cientos de millones de euros para hacer diques donde colocar aerogeneradores? Pues sí, pero la huida hacia ninguna parte continua con una cuantiosa inversión en una regasificadora, para cubrir necesidades energéticas que ya están cubiertas y más problemas medioambientales, de seguridad y de todo tipo, sólo para justificar la ampliación, pero ahora, ¿qué hacer con el gas? Pues construir diez centrales de ciclo combinado, cuando ahora ya exportamos la mitad de la energía que producimos, nos metemos a producir mucho más de lo que nos ya sobra. Pero estas centrales consumen 3,2 Hm3 de agua al año (10 por 3,2 igual a 32 Hm3/año). Y nueva huida hacia delante que se llama el embalse de Caleao, que les dará 33 Hm3/año, pero destrozando el valle. Y con tanta corriente, más problemas, pues hay que exportarla con más líneas de muy alta tensión (400KV) con tantos problemas o más que todo lo anterior, como las proyectadas de Lada-Velilla, Soto-Penagos, etc.

Pero, más huida y nueva ocurrencia, ocupar el puerto con una planta de biodiesel, importando biomasa, para más de lo mismo, que contrariamente a lo que se dice, esta energía no es renovable ni tampoco limpia, quema como las demás y echa sus residuos al aire, que son distintos, pero también contaminantes.

Las dificultades de financiación y de rentabilidad de la inversión en el puerto, no se pueden compensar con más y mayores inversiones, cuando ese es precisamente el problema, no es solución más de lo mismo, salvo que ese sea el negocio o que se trate de más huida hacia delante. Es más, si se repercuten las costosas infraestructuras en la energía que se pretende generar, el watiohora saldría por las nubes.

Tantos millones en proyectos enormemente intensivos en capital, que no crean empleo ni actividad adicional, impiden y excluyen el desarrollo de otras actividades y se agrava la crisis y la leyenda urbana. Ninguno de estos proyectos sirven para crear riqueza ni dar trabajo, simplemente importamos unas materias primas energéticas, carbón, gas y biomasa que enlatamos, sin valor añadido alguno, pero con unas inversiones cuantiosas y unos costes de estructura y ambientales tremendos, para salvar las inversiones de un enorme Puerto vacío y muerto y dar cauce a la colocación de dinero en inversiones millonarias fáciles y seguras, pero que además de no aportar nada a la región y a su gente, la hipotecan de por vida.

Miguel Angel Llana

La ampliación del puerto de El Musel de Gijón, hipoteca asturiana

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