La teoría del decrecimiento es revolucionaria

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Inés Ordoñez: Hoy han discutido sobre la teoría del decrecimiento. ¿Es usted partidario de una política de ese tipo?.

David M.Rivas: La teoría, o más bien teorías, del decrecimiento es relativamente nueva por lo que no puedo ser un entregado militante de la misma. Pero es una visión muy necesaria en el debate actual y, por lo que voy estudiando, me parece que comparto la parte central de sus postulados. Hay tres leyes que nos muestran la física y la biología que no podemos olvidar porque son inexorables: todo está relacionado con todo, todo va a alguna parte, nada puede crecer indefinidamente. Esta última es la que ahora toca analizar: si nuestro planeta es finito, nada puede ser infinito. Pero la ciencia económica predica el crecimiento constante. No sólo lo predica sino que el capitalismo nada más que puede mantenerse bajo el paradigma del crecimiento. El capitalismo es como la bicicleta: solo está en equilibrio si avanza.

I.O.: ¿Estamos entonces ante una teoría revolucionaria?.

D.M.R.: En cierto modo sí. Ya lo había sido el crecimiento cero de hace treinta o cuarenta años y lo es el desarrollo sostenible que se generalizó desde principios de los noventa. Es posible que el decrecimiento sea la teoría que, radicalizando los términos, sea la nueva alternativa de esta década que comienza.

I.O.: Prestigiosos economistas dicen que todo esto es ridículo y que lo que hay que hacer es ajustar el modelo.

D.M.R.: Tener prestigio no es tener razón, ni mucho menos ser sabio. Schopenhauer decía que una idea que triunfa pasa primero por dos etapas: en la primera es ridiculizada y en la segunda es atacada violentamente. Lea usted lo que “prestigiosos” intelectuales de finales del XIX y primeros del XX decían del descanso dominical, de las ocho horas de trabajo o del derecho a la huelga. Aquello era poco menos que el final de la civilización y la ruina de los países. Por no hablar del sufragio universal o, más tarde, del voto femenino. Lea, lea usted a esos “prestigiosos” intelectuales. Sentirá una mezcla de risa y escalofrío.

I.O.: Usted criticó ayer en un programa de televisión la prepotencia de los economistas.

D.M.R.: De los ortodoxos. Yo soy economista y creo que soy practicante de una ciencia que ayuda a entender muchas cosas. Los economistas, por lo general, tenemos metodologías mucho más elaboradas que el resto de las ciencias sociales, con excepción, quizás, de la antropología. Pero la economía es la administración de la casa (“oikos-nomos”), mientras que la ecología es el conocimiento de la casa (“oikos-logos”), por lo que mal administraremos si no conocemos. La economía debe subordinarse al conocimiento previo. Que nos digan los biólogos cuál es el ciclo de la merluza y nosotros planificaremos las pesquerías. Que nos digan los físicos y los químicos cuál es la tasa de asimilación del anhídrido carbónico y nosotros planificaremos la industria. A eso me refería cuando hablaba de una necesidad de humildad por parte de los economistas.

Entrevista completa

Entrevista a David M. Rivas

sábado, 17 de julio de 2010

Entrevista a David M. Rivas. 'La crisis es el estado natural del capitalismo'

Enrique Alonso: Muchas gracias, profesor Rivas, por esta estupenda comida en su casa, en este valle tan espectacular del concejo de Villaviciosa. Hablar con usted y con Charo, su mujer, mientras se oyen los cencerros de las vacas y tantos y tantos pájaros, y los grillos, es impresionante, al menos para mí, un urbanita que no distingue un roble de una encina.

David M. Rivas: Un “pulpín de pedreru con pataquines nueves” no es algo que se coma todos los días. Tuvo usted suerte. Estuvimos pescando hace un par de días. Y sí, es verdad, la aldea es un lugar sorprendente. Ningún día es igual a otro. Estos sonidos solamente los percibimos hoy. Mañana serán otros. Y en el invierno no oirá usted a estos pájaros, pero sí a otros muchos, e incluso el aullido del lobo desde los montes de allí enfrente, aunque no siempre. Los lobos sólo llegan hasta aquí esporádicamente. Pero hay una fauna riquísima. Y cuando nieva hay un murmullo muy especial.

E.A.: Usted predijo la crisis varios años antes de que se produjera.

D.M.R.: Yo no predije nada. Las cifras nos aportaban tantas evidencias que sólo un imbécil o un interesado podía negar la evidencia. El modelo está caducado desde hace un par de décadas. Eso lo saben todos los economistas y cualquier ciudadano medianamente informado.

E.A.: ¿Esta crisis es singular?.

D.M.R.: Todas las crisis son singulares pero, en el fondo, siempre es la misma crisis. Tal vez esta que hoy padecemos sea un tanto peculiar, similar a la de 1875 y a la de 1929. Es una crisis sistémica. No nos enfrentamos solamente a una “crisis económica” sino a una “crisis de la economía”. Hoy la ciencia económica es incapaz de explicar lo que está pasando. Esa ciencia prepotente, con esos economistas que todo lo saben, no es capaz de entender nada en absoluto. Este modelo, basado en el hiperconsumo y en la predación aberrante de los recursos naturales, se muere. Hacerle el boca a boca le permitirá unos minutos más de vida pero no va a impedir su final.

E.A.: ¿No se ve una luz en este túnel?.

D.M.R.: Sí, claro que hay luces, pero todas proceden de bombillas con poca potencia y escasa esperanza de vida. La crisis va a ser larga. Yo siempre lo dije pero, a medida que voy estudiando las cosas, me doy cuenta de que va a ser mucho más larga. Es posible que allá para el 2012 o el 2013 las cosas se pongan aún peor de lo que están ahora. Por ejemplo, no me extrañaría que en España se llegara a un 30 por ciento de paro.

E.A.: ¿Va España camino de ser como Grecia?.

D.M.R.: Son modelos distintos. El reino de España es mucho más solvente que Grecia. Incluso Portugal tiene un perfil mucho más sólido que Grecia. Pero eso no es decir mucho. La economía española se basó durante décadas en la construcción y el automóvil, además del turismo, con su corolario de una clase media tremendamente endeudada. El crédito a las familias fue la alegre política del gobierno de Aznar, con su capitalismo popular de chirigota. Luego llegó Rodríguez Zapatero, el “ilustrado radical”, y no hizo otra cosa que seguir la política del PP pero multiplicándola con demagogia. ¿No ve usted que, con la que está cayendo, el Partido Popular es incapaz de ofrecer una política alternativa?. Es que el modelo se muere, un modelo que es el mismo para el PSOE y para el PP.

E.A.: ¿No lo haría mejor Rajoy?.

D.M.R.: Si yo fuera Rajoy intentaría perder las elecciones. Lo que puede venir después del 2011 no va a haber santo que lo gestione. La sombra de la depresión de los treinta empieza a nublar el solecillo que nos anuncian. Cuando abran la panza de las cajas de ahorros, sin ir más lejos, se van a encontrar con más de un susto.

E.A.: ¿Volverá el hambre a los países industrializados?.

D.M.R.: No, tanto como eso no. Entonces, a principios del XX, no había ningún recurso público como colchón, no había ningún tipo de protección social. Pero entonces la gente estaba acostumbrada a ganarse la vida a pulso, sin esperar nada del estado. Hoy, en cambio, sucede todo lo contrario. Si las cosas vienen muy duras –y yo creo que vendrán- las familias no podrán pagar por sus viviendas, los salarios se reducirán –ya empezó la cosa con los funcionarios-, veremos caídas del PIB de un 7 o de un 8 por ciento. Nuestra sociedad del bienestar sufrirá recortes sin cuento. Seguramente no volverá el hambre pero se va a acabar el hiperconsumo. El “chavalín” de clase obrera que compra zapatillas de marca tendrá que dejar de hacerlo. Y su madre deberá dejar de sentirse mal por no poder comprárselas.

E.A.: Habrá que cambiar de modelo.

D.M.R.: Evidentemente, pero no es fácil. Los gobiernos dejarán de tener influencia. Hoy mismo, lo que haga Rodríguez Zapatero es irrelevante. Por eso tampoco importa nada que gane las elecciones Rajoy, con sus recetas de economistas que saben mucho de bolsa y nada de la vida, o Cayo Lara, con otras igual de trasnochadas. Hoy dictan las normas gente como Botín –apellido idóneo para un banquero- o como Trichet, y no Zapatero o Angela Merkel. El modelo de la democracia representativa está herido de muerte. Lo decía Burke a finales del XVIII: la era de la caballería pasó y ahora empieza la era de los economistas. Hace ya tiempo que son los técnicos quienes toman las decisiones y la cosa va a ir a más. La democracia está finiquitada, si es que no fue un espejismo desde el principio. El liberalismo, en mi opinión la más noble ideología política, nunca llegó a existir salvo en los libros de John Stuart Mill o de Tocqueville. La comedia acabó, señor mío.

E.A.: ¿Y el socialismo?.

D.M.R.: Una buena idea, sí. Fue muy válida para empujar al capitalismo central, el de los países ricos, hacia el estado del bienestar. Pero ahí acabó su mesiánica tarea. Marx, un economista clásico fiel a la teoría ricardiana del valor y, por tanto, incapaz de entender el desarrollo, fue, pese a ello, un economista muy inteligente, tal vez el más inteligente de todos. Su percepción del carácter cíclico de los modos de producción es luminosa. Pero los marxistas fueron, con honrosas excepciones, más bien idiotas. Lo fiaron todo a lo económico, con lo que cayeron esclavizados del pensamiento clásico ortodoxo, y dejaron muy pocos resquicios al libre albedrío. Si hay una teoría esclava del pensamiento de Adam Smith, esa es la marxista. Los marxistas, convirtiendo a Marx en una caricatura, despreciaron la impresionante potencia del individuo y despreciaron la cultura, entendiendo esto como lo popular, lo tradicional. Lo que Marx llamó “dominio propio” en sus primeras obras de economía –sus “Manuscritos de economía y filosofía”, por ejemplo- quedó en el olvido prácticamente hasta Gramsci y la escuela de Francfort. En resumen, que me parece que por esta vía poco se va a poder hacer.

E.A.: Algo se podrá hacer.

D.M.R.: Cambiar de forma de pensar. No hay otra vía. Volver a pensar que la vida no es un sumatorio de mercancías, que la acumulación no es la panacea, que se puede ser feliz sin despilfarrar. Vivir bien no es, necesariamente, vivir con mucho. Esta crisis le está demostrando a mucha gente que no es necesario endeudarse para adquirir cosas superfluas. Mire, le voy a poner un ejemplo personal. En casa siempre tuvimos dos coches, “el grande” y “el pequeño”. Hace algo más de un año me quedé sin coche “grande”, después de un accidente en el que no perdí la vida de milagro. Me coincidió con otras cuestiones y no tuve posibilidad de comprar uno nuevo inmediatamente. El caso es que nos quedamos, mi mujer y yo, con “el pequeño”, viviendo como vivimos en esta aldea, donde no hay transporte público. Pues bien, desde entonces solamente tuve necesidad real de dos coches un día, para ir hasta el concejo de Ibias, donde tenía que impartir unas clases con la Academia de la Llingua Asturiana, a la que me honro en pertenecer. Fui en transporte público y me llevó diez horas para recorrer unos 120 kilómetros. Pero solo fue ese día. Hoy, recuperado económicamente, sigo sin coche. Cambié “el pequeño” por otro más apañado y vivo, vivimos, igual de bien.

E.A.: Pero usted es de clase media-alta, más bien alta, incluso con títulos nobiliarios.

D.M.R.: Digamos que sí. Pero siempre fui un campesino, un aldeano. Y en la aldea los blasones se ponen en la pared de la casa pero cuando vas al “chigre” eres uno más. Y si quieres ir de señorito lo tienes fácil: no vayas al “chigre”. Mire, la tierra, la aldea, es lo que más contribuyó a moldear mi carácter. Hoy estamos aquí, con esta luminosidad de mayo, al aire del corredor. Pero también existe el invierno, con nieve y vientos gélidos. Vivimos a 450 metros de altura, lo que es bastante en el Cantábrico. Es entonces cuando el espíritu aldeano se hace fuerte. Es entonces cuando, delante de la lumbre, te sientas con algún vecino, comes castañas con sidra y hablas de cosas elementales, no de Hegel ni de Aristóteles, ni de estructura económica o de hermenéutica. Hablas del Sporting y de la paga que no llega a fin de mes, o de la yegua que parió mal. Cuando mis vecinos hablan de mí soy “el profesor” pero cuando están conmigo soy “David” e incluso para algunos “Davicín”.

E.A.: ¿Hay alguna receta para salir de la crisis?.

D.M.R.: No lo creo. La crisis es el estado natural del capitalismo. Creo que lo mejor es que la gente se desenganche lo más posible de esta vorágine consumista en la que entramos hace un par de décadas. No es tan difícil, de verdad. Piense en la cantidad de cosas que usted tiene en su casa que es perfectamente prescindible. Vaya sumando.

E.A.: ¿Propone detener el crecimiento?.

D.M.R.: Yo no propongo nada. Soy un poco egocéntrico pero no tan presuntuoso. Yo solo digo que este modelo económico es insostenible socialmente y también ecológicamente. Por ejemplo: una semana en Madrid me sale por cien euros en gastos corrientes, mientras que en Argañosu, aquí, me sale por diez. Y vivo igual, con las mismas comodidades, en una casa de mi propiedad y tomando los mismos gintonic. Pero, aunque solo sea para darle gusto, sí creo que hay que detener el crecimiento. Es más, el crecimiento como objetivo es una pura aberración.

E.A.: ¿Es usted un partidario de la teoría del decrecimiento?.

D.M.R.: Soy bastante ignorante del tema. Hace unas semanas un antiguo alumno mío, José Bellver, brillantísimo desde que era estudiante, impartió una conferencia sobre el decrecimiento en mi facultad. Me gustó mucho. A mí me entusiasma ver a esos “chavalinos” que fueron mis alumnos y que hoy saben más que yo. Si un alumno mío obtuviera un nobel yo vería pagada toda mi labor docente. El caso es que yo sé poco de esa teoría pero sí sé algo que cualquier campesino de este valle sabe: en un mundo finito nada puede ser infinito. El planeta da de sí lo que puede dar de sí, digan lo que digan los economistas.

E.A.: Veo que tiene muy poca confianza en el estado. Usted, ¿qué es?, ¿un liberal o un anarquista?.

D.M.R.: Debe ser el aguardiente de sidra lo que le hace ser lúcido, pero esta es una pregunta complicada. No sé muy bien cómo definirme. Soy profundamente conservador, soy radicalmente liberal y soy visceralmente anarquista. Y comparto con los socialistas la idea de una bien articulada economía mixta. Nunca fui anticomunista pero nunca simpaticé con el comunismo, una ideología que desconfía del ser humano. Si tuviera que definirme, cosa que no me gusta nada, me definiría como ecologista y nacionalista, sabiendo que detrás de estas etiquetas hay más de una miseria, especialmente por lo que toca al nacionalismo. Pero, en fin, puestos a afinar, creo que soy un kropotkiniano. Pocos ideólogos pueden compararse al príncipe Kropotkin. Era un colectivista heredero de Espinosa, un judío de origen portugués al que llaman Spinoza. Escríbalo bien, por favor.

E.A.: ¿Le puedo hacer una pregunta personal un tanto complicada?.

D.M.R.: Sí, por supuesto. Luego yo la responderé o no.

E.A.: ¿Cree en Dios?.

D.M.R.: Me lo temía. Esta pregunta la tiene usted en la recámara desde el “dry martini” de antes de comer. No se olvidó de mis reflexiones sobre el “Apocalipsis” de Juan. No me voy a esconder. Yo no creo en Dios. Pero es que Dios es una idea, no una realidad. Quien crea en Dios está matando a Dios. Yo soy Dios, porque estoy en Dios. ¿Usted cree en la danza?. Desde un positivismo ortodoxo esta sería una pregunta estúpida. Yeats decía que cómo podemos diferenciar la danza del danzante. Si no hay quien baile el “pericote” no existe el “pericote”. Es una danza del oriente asturiano, del concejo de Llanes principalmente. ¿Hay baile si nadie baila?. ¿Hay Dios si no hay creyentes?. Acuérdese: “en el principio era la palabra”. Lo dice también Juan, en su evangelio. Yo sí creo en la palabra, en el verbo, que puede hacerse carne o no.

E.A.: Parece que está cayendo la niebla.

D.M.R.: Llovió mucho la semana pasada y ahora hace mucho calor. No es niebla exactamente. No es una nube baja sino el vapor que sale del monte y que se va condensando. Es un fenómeno muy normal en esta época. ¿Y no ve como las vacas bajan hacia el río?. Lo hacen porque se dan cuenta de que la noche va a ser fría. Viendo el comportamiento de las vacas sabemos que la temperatura va a bajar bastante. Hay que observar la naturaleza. Yo lo hago desde niño y tuve muy buenos maestros. No habían estudiado ecología ni nada parecido, pero eran maravillosos.

Contra la planta incineradora de Serín

miércoles, 14 de abril de 2010


Siempre que se acomete la construcción de una gran obra o infraestructura, surge la controversia acerca de su necesidad. Vivimos ya en un mundo lleno, los espacios de los países occidentales salvo escasas excepciones están habitados. Estas infraestructuras provocan siempre malestar. La incineradora de Serín no es una excepción.

Los políticos, los empresarios, los medios de comunicación nos hablan de que es necesario crecer para progresar, desarrollarse para tener más. Pero la contradicción se presenta ante unas infraestructuras que provocan problemas para nuestra salud y nuestra forma de vida, que se transforma, y el bienestar se va perdiendo poco a poco (ruido, malos olores, suciedad, toxicos…).

Vivimos en una sociedad capitalista que responde a un modelo que necesita crecer para poder generar los procesos de enriquecimiento y acumulación que la constituyen; estos se basan en los flujos de materiales y energía que pierden su calidad y se degradan, produciendo inevitablemente los residuos.

La incineradora de Serín es la última tecnología para tapar las vergüenzas de la sociedad consumista. Transformar los residuos (quemándolos) en energía y nuevos residuos tóxicos que se diseminan en el aire que respiramos.

Este hambre desmesurada de recursos es necesario ponerla a dieta, planteándose tanto a nivel personal como colectivo nuevos objetivos como adaptar las estructuras económicas y productivas en el marco local donde estas sean sustentables, limitar el consumo para no saturar la capacidad de carga de la biosfera, utilizar bienes reutilizables que duren y sea fácil su reparación y conservación, y también reciclar (aunque no sólo).

Abrir un nuevo camino hacia el decrecimiento en el uso de las energías, los bienes materiales y los espacios, que permita a la naturaleza desplegar su exuberancia y a los otros pueblos de la Tierra vivir sin ser expoliados.

Ruesta: Los cuatro dias que acariciamos la utopia

lunes, 5 de abril de 2010


Durante cuatro días La Sierra de Leyre al norte y la Peña Musera al Sur, arroparon un enclave rocoso sobre el que está Ruesta, la última trinchera en combate contra un capitalismo que ha vencido hasta devorarse a sí mismo.

El vuelo del águila y el gorjear de los petirrojos nos dieron la bienvenida al encuentro: ¡Amanecía!.

Por el camino las sonrisas te hablaban, el olor de los arces, las encinas, la carrasca y el quejico te acompañaban mientras las piernas se dirigían hacia el lugar de acampada; unas pequeñas criaturas se balanceaban en los columpios y se escuchaban sus gritos en juegos de gran alborozo.

Un sueño lleno de vida comenzaba; el desorden se enredaba en el campamento, las actividades eran continuas, los encuentros entre personas se fundían en una algarabía de lenguas que se fundían en el diálogo y la reflexión. El sabor de los alimentos hechos con un corazón tan grande como el universo, el sosiego de las conversaciones y el movimiento de las hojas por el viento nutrían nuestro espíritu. Las incertidumbres de los primeros momentos ya habían desaparecido.

Atardecía, y ya se empezaba a notar una vibración al ritmo de la luna. El sonido del río Aragón bajo el puente nos subía hacia el pueblo abandonado; Un pueblo desnudo que nos ofrece su encanto escondido tras las piedras.

El fuego del día va desapareciendo tras las montañas, y necesitamos estar más cerca unas de otras para darnos calor, compartimos las dichas y las penas, pero sobretodo las alegrías, nos cuidamos, se abren nuevos espacios para compartir bajo la luz de las estrellas. La sabiduría se va adueñando de la noche, gozamos, nos queremos, nos abrazamos, nos besamos; la capacidad para comprender y ser sensible a las demás hace presa en nosotras.

Noche de fiesta que brinda con una guitarra y un cante por aprender, juntas la paz y el amor reinaron en la cantina sin luz. Una explosión de placer llenó los ojos de lágrimas.

¿Problemas?. Por supuesto que hubo problemas, pero fueron resueltos desde el diálogo, la comprensión, la tolerancia y la humildad.

Me despierto con el frío, hay que regresar al progreso, emprendo con tristeza la marcha, allí quedan juntos el recuerdo y la esperanza. Ya se escucha al petirrojo.

¡Amanece!

Redes en red. Tejiendo alternativas. Del 1 al 4 de abril en Ruesta

lunes, 1 de marzo de 2010

Llamado a lxs activistas del decrecimiento, de la permacultura, de la agroecología, de las ciudades y pueblos en transición, de la autogestión, del anarcosindicalismo y otros sindicalismos combativos, de la ecología social, de la economía solidaria, de la autonomía, del vivir sin capitalismo. A todxs lxs activistas que se sientan incluidxs.

Para toda la gente que se sienta suficientemente cercana para acudir, desde la península ibérica y sus alrededores.

Un encuentro de 4 días, de puesta en común y coordinación de todas las redes y movimientos que trabajan y apuestan por las alternativas al capitalismo, al autoritatismo, al patriarcado,

Queremos conocernos más y aprender a trabajar coordinados, tanto en el ámbito global, como en los múltiples ámbitos locales y sectoriales. Somos redes nuevas, no tan nuevas y veteranas. Tenemos en común nuestra oposición al sistema capitalista y la apuesta y priorización de la construcción de alternativas. Ahora tenemos la ocasión de colaborar todxs de forma más integral. La mejor forma de empezar es organizar este evento juntxs.

Queremos poner en común y alimentar prácticas que caminan hacia otra forma de vivir.
en un momento crucial por la crisis del sistema.

Ejemplarizar y multiplicar los proyectos y las coordinaciones que existen en lo local para avanzar en la senda de nuevos modelos socioeconómicos.

El lugar escogido es Ruesta, pueblo de la provincia de Zaragoza y a un paso del Pirineo aragonés. Ruesta fue expropiado y desalojado a causa de la construcción del embalse de Yesa, que también acabó con la vida en otros pueblos cercanos, Tiermas y Escó. Este territorio sigue amenazado 50 años después por el proyecto de recrecimiento de Yesa, que afectaría gravemente a su maltratada riqueza cultural y natural. Esta gran obra pública, además de tener importantes afecciones sobre el medio ambiente, amenaza yacimientos arqueológicos y diversos bienes culturales protegidos en el ámbito del Camino de Santiago, patrimonio de la humanidad desde 1993. El sindicato CGT (Confederación General del Trabajo) autogestiona la recuperación de Ruesta desde 1988, cuando la Confederación Hidrográfica del Ebro le cedió el uso del pueblo.

En solidaridad con las buenas gentes que resisten y luchan por sus pueblos vivos, el encuentro se plantea al mismo tiempo como una Concentración de 4 días por el decrecimiento de Yesa. Por la recuperación natural del río Aragón

El encuentro seguirá dinámicas asamblearias, con un programa que incluirá áreas temáticas, áreas transversales y reuniones territoriales, y que intentará combinar la presentación previa de documentos, con la autoorganización durante el evento por lxs propixs participantes.

Ya contamos con una propuesta de áreas temáticas, que serían las siguientes:
vivienda, economía alternativa y solidaria, trabajo asalariado, ecología práctica, soberanía alimentaria, educación, energía, transporte, salud, relaciones humanas y vida comunitaria, comunicación alternativa, centros sociales y ocio.

Desde ahora podeis enviar documentos y propuestas para cada una de ellas.
La información de cómo hacerlo, la encontrareis en ESTE ENLACE:

Próximamente pediremos también aportaciones para las areas transversales, podeís empezar a pensar qué os gustaría incorporar en ellas.

Finalmente, pero no menos importante. EMPIEZAN LAS INSCRIPCIONES PARA EL ENCUENTRO. Os podeis inscribir en ESTE ENLACE

La inscripción es gratuita pero es fundamental para poder preveer la logística de un evento de estas características. En cuanto tengamos precios de la comida, y opciones de transportes pondremos la información en común.

La fecha límite para la inscripción es el 26 de marzo.

En solidaridad

Grupo convocante de REDES EN RED, construyendo alternativas al capitalismo
http://redesenred.net

(grupo convocante formado por gentes de Podemos vivir sin capitalismo, Ecologistas en acción, Red de permacultura ibérica, CGT, movimiento zeitgeist, Xarxa pel decreixement, Caracol zaragoza red de personas por la autonomía zapatista, REAS y abierto a quien se quiera sumar)